ANTI-MESIÁNICOS: por Jeyfer Acosta Maldonado

 


El tiempo de héroes y dioses parece nunca haberse superado en Colombia, y hoy sigue buscando a 'alguien', una persona, que encarne todas las cualidades que logre salvarla de este desastre de más 200 años de vida republicana. En esto se basa nuestra democracia, en que 'alguien' nos salve o en evitar que 'alguien' nos termine de joder por completo y casi siempre ayudados en fórmulas como escoger el 'menos malo' o 'todos son la misma vaina'. Error, y círculo perfecto para perpetuar al 'Salvador'. 


Nadie nos va a salvar. A nadie en el poder le interesa que su riqueza se desborde hacia las periferias ni mucho menos quieren solucionar las necesidades insatisfechas porque allí reside la esperanza que nos mantiene clamando por un salvador. Nadie de esta elite ha de salvar a quienes duermen en las calles o pierden sus cosechas por la falta de canales de riego y vías que los comuniquen con los mercados. Lo que esa gente si hará es salvar a la banca, la empresa privada y la compañía extranjera que desvía el río, vital, de nuestros campesinos.

 


Alguien con dos dedos de frente sospechará de quienes que se invoquen como héroes, salvadores, pacificadores o grandes, y en algunos casos, humildes líderes que hacen todo, trabajan y trabajan, por amor a la patria. Justamente allí se esconden los mayores criminales y sicópatas que invocan mayorías y valores como libertad, orden, progreso imparable, seguridad, patriotismo y entrega. Cuidémonos del mesianismo político, que se erigen como los únicos salvadores y que apelan a las mayorías para imponer su moral criminal, su economía depredadora y su minoría de seguidores como continuadores de un gran legado.



Lo que nos demuestran los hechos de la Historia del siglo XX es que mientras las derechas echan mano de ese mesianismo político, para llegar al poder, las izquierdas han visto en esta práctica nada más que dolor, muerte y procesos truncados. En esa estrategia macabra de la elite de 'combinar todas las formas de exterminio" han acabado con candidatos presidenciales, grandes líderes políticos, críticos, periodistas y en últimas líderes y lideresas sociales. Y si seguimos acumulando y dejando las cargas en una persona, el régimen los seguirá exterminando y nosotros contando muertos.


Exigir la extinción del Héroe, del Salvador, del Pacificador, del Gran Líder, del Patriarca, del Caudillo, si se quiere, y hundirnos entre la multitud. Este tiempo exige respaldar nuestras acciones en procesos colectivos que crezcan como una mancha de humedad en la pared y no solo en líderes que crecen como flores entre el concreto, fácil de podar.




Jeyfer Acosta Maldonado

Comentarios

  1. Así es, vivimos inmersos en un país cuya cultura mesiánica impide que salgamos de la ceguera en la que nos encontramos, siempre a la espera de un " ser superior" que realice lo que como individuos y colectividad no nos atrevemos, y lo peor es que ese pensamiento no solo es una realidad política, sino que también se extendie a las demás áreas de nuestra vida.

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